El estrés puede tener fuentes físicas, mentales o emocionales. Las fuentes de estrés generalmente pueden dividirse en cuatro categorías: físicas, emocionales, cognitivas y conductuales. Cuando usted o su hijo sufren estrés, el cuerpo puede responder de muchas maneras. Por ejemplo, podría sentir que su corazón late más rápidamente o que sus músculos se tensan. Encontrar maneras de controlar el estrés puede ayudar a mejorar la calidad de vida de usted y de su hijo(a). 

Esta sección sobre Controlar el estrés cubre los siguientes temas: 

¿Cuáles son las señales habituales de estrés?1,2,3,4,5,6,7

¿Cuáles son algunas maneras de controlar el estrés?

Ayudar a su hijo(a) a sobreponerse al estrés

¿Cuáles son las señales habituales de estrés?

Las personas experimentan estrés de muchas maneras. Las señales, síntomas y resultados del estrés generalmente pueden dividirse en cuatro categorías: físicas, emocionales, cognitivas y conductuales. 

Las siguientes son algunas señales de estrés 

Físicas

Dolores de cabeza, de espalda, de estómago   

Mareos, desmayos   

Músculos tensos; aumento de la sudoración   

Latidos del corazón acelerados; dolor en el pecho   

Aumento o disminución del peso corporal   

Brotes en la piel (urticaria, eccema)   

Resfriados frecuentes   

Manos, pies o piel fríos  

Emocionales

Cambios de humor, sentimiento de agitación   

Sentir que no puede quedarse quieto(a)   

Mal humor   

Sentimientos de depresión   

No poder relajarse   

Sentirse abrumado(a), tenso(a)   

Sentimientos de aislamiento, soledad  

Cognitivas

Problemas de memoria   

Problemas para concentrarse   

Enfocarse en lo negativo   

Pensamientos acelerados   

Preocupación constante   

Problemas para poner atención  

Conductuales

Comer o dormir de más o de menos   

Rechinar los dientes o apretar la mandíbula   

Hábitos nerviosos (comerse las uñas, retorcerse el cabello, caminar de un lado a otro)   

Reaccionar exageradamente ante problemas inesperados   

Provocar peleas con otros   

Aislarse y retraerse 

¿Cuáles son algunas maneras de controlar el estrés?

El cuerpo y la mente no solamente reaccionan ante el estrés, sino que también reaccionan entre sí. Para prevenir y enfrentar las fuentes de estrés, usted y su hijo(a) pueden seguir los siguientes pasos: 

  • Identificar las fuentes de estrés. 

  • Trabajar para eliminar, reducir o modificar las fuentes de estrés. 

  • Comprender y reflexionar sobre la manera en la que el estrés les afecta a usted y a su hijo(a). 

  • Disminuir el estrés encontrando maneras para enfrentarlo. 

Puede controlar el estrés mediante actividades físicas o mentales o una combinación de ambas. No hay una manera que sea la mejor, de modo que pruebe varias actividades a fin de saber cuál funciona para usted y su hijo(a). 

Las siguientes son algunas maneras de enfrentar el estrés: 

Actividad física:

Tanto ejercitarse como mover el cuerpo por diversión ayudarán a liberar la tensión y a mantenerle a usted y a su hijo(a) sanos. Puede convertir esto en un agradable juego con su hijo(a), al interior o al aire libre. Si está intentando alguna nueva actividad hable con el fisioterapeuta de su centro de tratamiento de hemofilia (HTC por su sigla en inglés). 

Respiración profunda:

Pida a su hijo(a) que inhale por la nariz y que empuje su estómago hacia afuera conforme inhala aire. Pueden imaginarse que su estómago se convierte en un enorme balón. Colocar una mano sobre el estómago ayudará todavía más. Pida a su hijo(a) que retenga la respiración durante unos cuantos segundos y enseguida que saque el aire a través de la boca. Repita esto varias veces hasta que se sientan más relajados.  

Relajamiento muscular:

Pida a su hijo(a) que empiece con la parte superior de su cuerpo y que trabaje cada grupo de músculos grandes hacia la parte inferior del cuerpo. Pida a su hijo(a) que apriete, mantenga y luego afloje cada grupo de músculos trabajando desde la cabeza hasta los pies. A fin de hacer esto más interesante para su hijo(a) puede integrar estas actividades a alguna historia imaginaria que pueda contar.  

Actividades relajantes:

Actividades como conciencia plena, meditación, masajes o escuchar música pueden ayudar a su hijo(a) a relajarse y reducir el estrés. Hay varias aplicaciones útiles disponibles, las cuales también ofrecen contenidos específicos para niños. 

Si desea más información sobre dos de estas aplicaciones, Headspace y Calm, visite Headspace o Calm

Yoga:

La respiración dirigida, el fortalecimiento y el estiramiento a través de posturas de yoga pueden ayudar a fortalecer los músculos. Practicar yoga puede ayudar a su hijo(a) a relajarse y reducir el estrés. Hay clases de yoga para niños acompañados de ambos padres o para niños y sus cuidadores.  

Animales:

La compañía de una mascota puede ayudar a su hijo(a) a relajarse. Muchas personas pueden reducir sus niveles de estrés al acariciar a un gato o salir a caminar con un perro. Esto también ocurre con los niños. Si no pudiera tener una mascota en casa, trabajar junto con su hijo(a) como voluntarios en un albergue para mascotas cercano a su lugar de residencia podría ser una opción. 

Apoyo social positivo:

Su hijo(a) se beneficiará con las relaciones de apoyo ya existentes entre sus familiares y amigos, pero también se beneficiará si establecen nuevas relaciones a través de su capítulo local o de otras organizaciones. 

Encontrar gratitud:

Cuando pensamos en las cosas por las que estamos agradecidos no podemos pensar en las cosas que nos estresan al mismo tiempo. La gratitud también nos ayuda a enfocarnos más sobre eventos positivos en lugar de eventos negativos. Si su hijo(a) fuera lo suficientemente mayor como para escribir, pídale que empiece un diario de agradecimiento. Si todavía no pudiera escribir, pídale que comparta verbalmente algunas cosas por las cuales está agradecido(a) cada día. 

Otras maneras de controlar el estrés que usted puede intentar: 

  • Exprese sus emociones. Deje que sus familiares y amigos compartan sus pensamientos y emociones. 

  • Equilibre el tiempo que dedica a las relaciones sociales con tiempo a solas y trate de realizar actividades que disfruten usted y su hijo(a). 

  • Haga comidas sanas y bien balanceadas, de modo que el cuerpo de su hijo(a) reciba los nutrientes adecuados. 

  • Mantenga buenos hábitos para dormir, a fin de obtener el descanso necesario. 

  • Sea proactivo(a). Hable con su hijo(a) sobre lo que está causando el estrés a fin de ayudar a identificar las fuentes. 

  • Comunique sus necesidades claramente a familiares, amigos y su equipo de atención médica. 

  • Ría. La risa puede mantener al estrés en perspectiva. 

Ayudar a su hijo(a) a sobreponerse al estrés

Los niños pasan por muchos cambios durante la niñez, tales como asistir a una nueva escuela o mudarse a un nuevo vecindario. Conforme los niños crecen, sus cuerpos cambian también. Las señales de estrés en los niños son muy similares a las de los adultos. Un niño podría quejarse de dolor estomacal o mostrar señales físicas de estrés. Su hijo(a) pudiera no querer ir a la escuela, pudiera no expresar sus emociones habituales o pudiera tener problemas para dormir. 

Los siguientes son algunos ejemplos de cosas que usted puede hacer para ayudar a su hijo(a): 

Desarrolle resiliencia:

A lo largo de la vida, los niños demuestran mayor resiliencia si han crecido apegados a por lo menos un adulto de importancia para ellos. Poder confiar en esta persona adulta les proporciona la confianza necesaria para sobreponerse a eventos estresantes. Un apego seguro es particularmente importante cuando un niño está enfermo. Los niños buscarán a la persona que los hace sentir seguros y protegidos. El estrés ocurre cuando esa persona no está disponible ya sea física o emocionalmente. 

Escuche a su hijo(a):

Pida a su hijo(a) que le cuente lo que no está bien. Escuche atentamente con cuidado, paciencia y receptividad, de modo que pueda entender cabalmente lo que causa el estrés de su hijo(a). Permita que su hijo(a) exprese sus sentimientos y preocupaciones de forma que usted pueda abordarlos y hacer que se sienta más seguro(a). Mantenga la comunicación abierta de manera que su hijo(a) se sienta cómodo(a) hablando de lo que le molesta. 

Fomente actividades divertidas:

Anime a su hijo(a) a participar en actividades agradables, particularmente en momentos de mayor estrés. Actividades tales como juegos, deportes, música y arte pueden ayudar a su hijo(a) distraer su mente de lo que le provoca estrés. 

Si desea obtener más información sobre actividades físicas seguras visite Jugar a lo seguro.  

Fomente la socialización con personas que tengan trastornos de la coagulación:

S Socializar con otras personas con trastornos de la coagulación puede resultar una experiencia positiva. Su hijo(a) puede establecer contacto en persona durante campamentos, eventos del capítulo de su organización, y también en línea. 

Proporcione un horario consistente:

Los niños generalmente reaccionan mejor cuando pueden predecir un horario de rutina. La consistencia en eventos cotidianos, tales como comidas, tareas y momento de irse a dormir puede ayudar a los(as) niños(as) a sentirse más seguros(as) y más capaces de sobreponerse al estrés. 

Desarrolle la autoestima:

Ayude a su hijo(a) a desarrollar su autoestima dándole oportunidades de tomar decisiones y tener responsabilidades desde una edad temprana. Ayude a su hijo(a) a desarrollar intereses y habilidades en áreas que les gusten y en las que puedan tener éxito. Un sólido sentido de autoestima ayudará a su hijo(a) a sobreponerse a momentos estresantes. 

¿Cuándo buscar ayuda?

Usted o su hijo(a) podrían presentar señales y síntomas que indiquen que es momento de buscar ayuda profesional. Si usted o su hijo(a) continuaran sintiendo tensión crónica, confusión, vacío, pérdida de control o agotamiento y experimentaran síntomas físicos, es momento de hablar con un proveedor de atención médica tan pronto como sea posible. 

Entre los síntomas que apuntan a la necesidad de buscar ayuda profesional se cuentan los siguientes: 

  • Tener sueños malos y no dormir bien. 

  • Presentar cambios de humor drásticos. 

  • Comer demasiado o muy poco. 

  • No tener a nadie con quien compartir emociones. 

  • Sentimientos de insensibilidad, vacuidad e incapacidad de levantarse y enfrentar un nuevo día. 

  • Estado de ánimo triste, ansioso o "vacío" persistente. 

  • Sentimientos de desesperanza o pesimismo. 

  • Sentimientos de irritabilidad, frustración fácil o inquietud. 

  • Sentimientos de culpa, inutilidad o indefensión. 

  • Pérdida del interés o gusto por pasatiempos y actividades. 

  • Disminución de la energía, cansancio o sensación de "retardamiento". 

  • Dificultad para concentrarse, recordar cosas o tomar decisiones. 

  • Dificultad para dormir o dormir de más. 

  • Cambios en el apetito o en el peso corporal. 

  • Dolores, dolores de cabeza, retortijones o problemas digestivos sin una causa física clara que no mejoran ni siquiera con tratamiento. 

  • Intentos de suicidio o pensamientos de autolesionarse. 

Si desea obtener más información sobre recursos de salud mental consulte la Lista de recursos sobre salud mental.

Si desea obtener más información sobre recursos para personas en crisis consulte la lista de Líneas de ayuda inmediata sobre salud mental.

Referencias
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